En el año 2015, Chile junto a otros 192 países miembros de la ONU, en la búsqueda deu n futuro más sostenible y equitativo, firmaron un acuerdo político histórico, compuesto por una agenda de consenso global de 17 ODS al 2030, que abarcan aspectos sociales, económicos y ambientales, tales como poner fin a la pobreza, hambre cero, reducción de las desigualdades, igualdad de género entre otros. Pero ¿cómo el/la ciudadano/na común, puede contribuir efectivamente a estos objetivos globales? Si bien nos pueden sonar abstractos y un poco lejanos, la realidad es que se conectan directamente con nuestra cotidianidad, ya sea en la ciudad o en una comuna rural de nuestra región de O´Higgins.
La economía social, a través de empresas cooperativas o entidades como asociaciones y fundaciones, son un vehículo tangible para alcanzar estos objetivos, pues tienen como
núcleo identitario el nacer desde la sociedad civil organizada con la finalidad de servicio a los socios o la comunidad, promueven la igualdad, la democracia y la solidaridad, más allá del lucro desmedido. Acciones de cómo y dónde compramos, hasta cómo invertimos nuestro dinero, o si participamos en un voluntariado, puede tener un impacto directo.
Por ejemplo, al optar por productos o servicios de cooperativas o de empresas sociales, no solo fomenta la economía local, sino que también promueve prácticas laborales justas, producción sostenible y el ODS 1 de fin de la pobreza, otorgando acceso a empleo, oportunidades de negocio y servicios esenciales a colectivos desatendidos por otras empresas o el estado. Como las cooperativas operan bajo un modelo que prioriza el reparto de rentas o beneficios, con primacía del trabajo y las personas frente al capital, fomenta un modelo económico que reduce desigualdades ODS 10 y apoya a comunidades vulnerables, fortaleciendo el tejido social. Del mismo modo, se promueve la igualdad de género ODS 5, gracias a su estructura democrática y valores de igualdad social.
En las zonas urbanas, las cooperativas de consumo ofrecen alternativas más sostenibles, fomentando el consumo responsable y promoviendo un pago justo al acercar el consumidor al productor. Estas organizaciones también promueven el uso de productos y servicios que respetan el medio ambiente, además de educar a sus miembros y a la comunidad, generando un cambio de comportamiento hacia prácticas de consumo más consciente. Este enfoque contribuye directamente a objetivos como el ODS 12 producción y consumo responsable y el ODS 13 acción por el clima, al minimizar el impacto ambiental y promover la sostenibilidad. Estos esfuerzos también ayudan a que los pequeños
agricultores y sus cooperativas, puedan competir en el mercado, contribuyendo al ODS 2 hambre cero y agricultura sostenible, manteniendo las tradiciones rurales y asegurando un futuro para ellos y sus comunidades. Por otra parte las cooperativas de agua potable, juegan un papel vital en la gestión eficiente de los recursos naturales, asegurando el acceso al agua limpia ODS 6.
El voluntariado y la participación en organizaciones de la economía social, que trabajan en diversas áreas como la educación, salud, igualdad de género y protección del medio ambiente, son fundamentales para el logro de los ODS.
El hacernos parte a través de la economía social hacia un desarrollo sostenible, nos permitirá atender nuestras necesidades, sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones, buscando un equilibrio entre lo económico, social y los recursos naturales.
Alejandra Valencia Medina
Veterinaria Consultora. Candidata a Máster en Emprendimiento Social y Solidario.
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